Una de las muchas joyas del fútbol argentino es Joaquin Correa, pero este no es una promesa mas, su corta edad (20 años), su capacidad de regate y de desborde y sus ganas de triunfar hacen de él una perita en dulce para los clubes que controlan el negocio argentino, y que hacen volar a los mejores de Sudamérica a ligas mas competitivas como son las europeas, y estos no andan perdiendo el tiempo, Mónaco, Benfica e Inter ya han preguntado por él y tienen muy buenos informes acerca de su forma de juego.
Llegó al primer equipo ocupando el puesto de "la Brujita", Juan Sebastian Verón, quien se retiro en esa misma campaña. El exjugador de equipos como Inter, Man. Utd, Parma, Chelsea y Lazio, terminó su carrera donde la comenzó, en el Estudiantes, dejando un hueco vacante en la plantilla que pasó a ocuparlo Joaquin, quien curiosamente fue quien le relevo en su partido de despedida, hecho que vieron en Argentina como un símbolo de relevo entre dos jugadores que pueden hacer historia con el club.
Los entrenadores rivales, sabedores de la calidad del Tucu, encargan a sus defensores una presión especial para este fenómeno, pero él se deshace de ellos como quien se quita un abrigo, con la mayor naturalidad del mundo, y cuando no consigue llegar al área con su conducción de balón se atreve a disparar desde lejos con una potencia y una precisión que deja a los porteros esperando un balón que ya tendrán detrás de ellos, en las redes que intentan defender. No es de extrañar tampoco que las aficiones rivales se ceben con el para sacarle del partido, en cuanto toca el balón de las gradas de las aficiones rivales comienzan a sonar silbidos e insultos hacia este joven futbolista, aunque esto a él no parece importarle, cabeza amueblada, esfuerzo y dedicación, poco mas se le puede pedir.
Seguro que no tardaremos en poder disfrutar de sus goles y de sus jugadas en alguna liga europea, de momento solo le podemos ver en la liga argentina, donde ya hace cosas como estas:
Los entrenadores rivales, sabedores de la calidad del Tucu, encargan a sus defensores una presión especial para este fenómeno, pero él se deshace de ellos como quien se quita un abrigo, con la mayor naturalidad del mundo, y cuando no consigue llegar al área con su conducción de balón se atreve a disparar desde lejos con una potencia y una precisión que deja a los porteros esperando un balón que ya tendrán detrás de ellos, en las redes que intentan defender. No es de extrañar tampoco que las aficiones rivales se ceben con el para sacarle del partido, en cuanto toca el balón de las gradas de las aficiones rivales comienzan a sonar silbidos e insultos hacia este joven futbolista, aunque esto a él no parece importarle, cabeza amueblada, esfuerzo y dedicación, poco mas se le puede pedir.
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